Evangelio de hoy, 22/11/2024

Evangelio según San Lucas 19, 45-48

En aquel tiempo, Jesús entró en el templo y se puso a echar a los vendedores, diciéndoles: «Escrito está: “Mi casa será casa de oración”; pero vosotros la habéis hecho una “cueva de bandidos”». Todos los días enseñaba en el templo. Por su parte, los sumos sacerdotes, los escribas y los principales del pueblo buscaban acabar con él, pero no sabían qué hacer, porque todo el pueblo estaba pendiente de él, escuchándolo.

Reflexión

El pasaje de hoy nos muestra a Jesús entrando en el templo y expulsando a los vendedores, diciendo: «Mi casa será casa de oración; pero vosotros la habéis hecho una cueva de bandidos». Este gesto, lleno de celo por la pureza del templo, nos invita a reflexionar sobre la autenticidad y el propósito de nuestros espacios sagrados, tanto los físicos como el santuario interior de nuestro corazón.

Jesús deja claro que el espacio sagrado es un lugar de encuentro con Dios, de oración y contemplación. No es un lugar de activismo ni de agitación desordenada. Allí nos preparamos espiritualmente para vivir nuestra misión en el mundo, pero siempre desde la paz y el discernimiento. En medio de las exigencias laborales, familiares y personales, es importante recordar que nuestras acciones deben nacer de un corazón sereno, moldeado en la oración y el diálogo con Dios. Sin este espacio de quietud, corremos el riesgo de convertir incluso nuestras obras de bien en activismo vacío, desconectado del verdadero propósito espiritual.

Asimismo, Jesús nos invita a comprender que la espiritualidad no es un negocio ni una transacción. Su expulsión de los mercaderes simboliza una denuncia de cualquier intento de instrumentalizar nuestra relación con Dios, ya sea buscando favores a cambio de rituales o reduciendo la fe a un medio para otros fines. Dios no negocia, su amor y gracia son gratuitos. Nuestra respuesta a Él no puede ser otra cosa que una entrega libre y agradecida, que brota del reconocimiento de que todo lo que tenemos y somos es don suyo.

En tu vida diaria, tanto en el ámbito laboral como en el familiar, te animo a reflexionar: ¿estás reservando momentos para la contemplación, para escuchar a Dios? ¿O a veces sientes que el ritmo de las tareas y las demandas te alejan de esta dimensión fundamental? Recuerda que tus mejores acciones serán aquellas que nacen de una oración profunda, donde Dios guía tus pasos.

Santos del día

Hoy celebramos a Santa Cecilia, virgen y mártir, conocida por su devoción a Dios y su patronazgo sobre los músicos. Se dice que, incluso en medio de su martirio, cantaba alabanzas a Dios.

Dedicó su vida a alabar a Dios a través del arte y la oración, ofreciendo todo lo que hacía como un acto de amor. Este equilibrio entre contemplación y acción puede inspirarte a encontrar armonía en tu propio camino.

Una frase inspiradora de su vida es: «Que mi corazón sea un himno continuo de amor y gratitud al Señor».

Propósito para hoy

Busca un momento de silencio y oración en un espacio que consideres sagrado. Dedica ese tiempo a contemplar, sin prisa, la presencia de Dios en tu vida. Desde esa paz interior, planifica una acción concreta que sea un reflejo de tu fe vivida con autenticidad y gratitud.

Frase meditativa

"Señor, haz de mi corazón un templo de oración y paz, para que mis acciones nazcan de tu amor."