Evangelio de hoy 2024/11/02
Descripción de la publicación.
11/2/20243 min read
Evangelio según san Juan 6, 37-40
En aquel tiempo, Jesús dijo a la multitud: “Todo aquel que me da el Padre viene hacia mí; y al que viene a mí yo no lo echaré fuera, porque he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió.
Y la voluntad del que me envió es que yo no pierda nada de lo que él me ha dado, sino que lo resucite en el último día. La voluntad de mi Padre consiste en que todo el que vea al Hijo y crea en él, tenga vida eterna y yo lo resucite en el último día’’.
Reflexión
Este Evangelio de hoy resuena profundamente en la conmemoración de Todos los Fieles Difuntos, un día en el que recordamos y oramos por aquellos que han partido antes de nosotros. La primera imagen poderosa que nos ofrece Jesús es la de acogida: "al que venga a mí, no lo echaré fuera". Esto nos habla de un amor incondicional, de una promesa de acogida y permanencia. Piensa en cómo esta acogida amorosa también puede reflejarse en tu vida: tal vez hay situaciones o personas a las que te cuesta recibir plenamente, tal vez en el ámbito familiar o en el trabajo. Jesús nos muestra que la acogida verdadera no depende de lo que el otro pueda dar, sino de lo que tú estás dispuesto a ofrecer desde el corazón.
Jesús aclara que Él ha venido a cumplir la voluntad del Padre, y esta voluntad es que "no pierda nada de lo que él me ha dado". ¿Cuántas veces en tu vida diaria sientes que puedes perder aquello que valoras, ya sea relaciones, estabilidad, o un propósito claro? Esta promesa de Jesús de “no perder nada” nos anima a confiar en que hay un plan divino de cuidado y preservación en nuestras vidas, incluso cuando sentimos que podemos estar enfrentando pérdidas. Nos invita a descansar en la seguridad de que lo esencial en nuestro camino no será desvanecido ni dejado atrás, sino que tiene un propósito en el amor de Dios.
Cuando Jesús habla de "resucitar en el último día", nos da una perspectiva sobre la vida que va más allá de la muerte y del tiempo que percibimos. Esta promesa de resurrección nos llama a vivir sin miedo, sin permitir que las preocupaciones diarias, las disputas o las angustias nos impidan ver lo eterno en lo cotidiano. En tu entorno, ¿qué cosas te atan, qué temores a veces te paralizan? Este es un recordatorio de que tu vida tiene un fin mucho más elevado y lleno de esperanza.
El centro de este pasaje también es una invitación a la fe. Jesús dice que “todo el que vea al Hijo y crea en él” tendrá vida eterna. Esta invitación a “ver y creer” es un llamado a una mirada profunda. Quizá puedes preguntarte: ¿qué tan clara es mi visión de Jesús? ¿Es una fe vivida o a veces una fe distante? En los momentos de dudas o desafíos, te invita a volver a esa mirada confiada, a recordar que tu vida es sostenida en una promesa que no falla.
Por último, Jesús señala que esta vida eterna no es solo una realidad futura, sino algo que comienza desde ya en nuestra unión con Él. Esto implica vivir ya en paz, en esperanza y en la alegría del amor que trasciende todo. Hoy, puedes decidir vivir desde esta plenitud y no desde la escasez; desde el amor, y no desde el temor. Así, poco a poco, tu vida se va acercando al cielo, y el cielo se va manifestando aquí, en tus actos, en tus palabras y en tus relaciones.
Pensar en esta voluntad de Dios —que nada se pierda y que todos resucitemos— nos lleva a considerar también a aquellos que ya no están físicamente con nosotros. Dios no los ha perdido, y tampoco tú los has perdido, porque están en Sus manos, en el cuidado de Su promesa. Este amor que resucita nos invita a vivir en esperanza, a no ver la muerte como un final, sino como una puerta hacia la vida eterna.
Propósito del día
Hoy dedica unos momentos a recordar a quienes han partido y ora por ellos con gratitud, encomendándolos a la amorosa promesa de Jesús de no perder nada de lo que el Padre le ha dado. Permite que este recuerdo te llene de paz y esperanza, sabiendo que ellos viven en la presencia de Dios y que tú también estás llamado a la misma plenitud.
Santos del día
Hoy, además de la Conmemoración de Todos los Fieles Difuntos, no se celebra la fiesta de un santo en particular, ya que es un día dedicado a todos los fieles que nos han precedido.
Frase para meditar
"Nuestro verdadero hogar es el cielo; estamos en esta tierra solo como peregrinos". – San Agustín
Jaculatoria para el día
"Señor, en Ti confío; nada se perderá."
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