Evangelio de hoy, 20/11/2024

Evangelio según San Lucas 19, 11-28

En aquel tiempo, Jesús dijo una parábola, porque estaba él cerca de Jerusalén y pensaban que el reino de Dios iba a manifestarse enseguida. Dijo, pues: «Un hombre noble se marchó a un país lejano para conseguirse el título de rey, y volver después. Llamó a diez siervos suyos y les repartió diez minas de oro, diciéndoles: “Negociad mientras vuelvo”. Pero sus conciudadanos lo aborrecían y enviaron tras de él una embajada diciendo: “No queremos que este llegue a reinar sobre nosotros”. Cuando regresó de conseguir el título real, mandó llamar a su presencia a los siervos a quienes había dado el dinero, para enterarse de lo que había ganado cada uno. El primero se presentó y dijo: “Señor, tu mina ha producido diez”. Él le dijo: “Muy bien, siervo bueno; ya que has sido fiel en lo pequeño, recibe el gobierno de diez ciudades”. El segundo llegó y dijo: “Tu mina, señor, ha rendido cinco”. A ese le dijo también: “Pues toma tú el mando de cinco ciudades”. El otro llegó y dijo: “Señor, aquí está tu mina; la he tenido guardada en un pañuelo, porque tenía miedo, pues eres un hombre exigente que retiras lo que no has depositado y siegas lo que no has sembrado”. Él le dijo: “Por tu boca te juzgo, siervo malo. ¿Conque sabías que soy exigente, que retiro lo que no he depositado y siego lo que no he sembrado? Pues ¿por qué no pusiste mi dinero en el banco? Al volver yo, lo habría cobrado con los intereses”. Entonces dijo a los presentes: “Quitadle a este la mina y dádsela al que tiene diez minas”. Le dijeron: “Señor, ya tiene diez minas”. Os digo: “Al que tiene se le dará, pero al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene. Y en cuanto a esos enemigos míos, que no querían que llegase a reinar sobre ellos, traedlos acá y degolladlos en mi presencia”». Dicho esto, caminaba delante de ellos, subiendo hacia Jerusalén.

Reflexión

La parábola de las minas que nos presenta el Evangelio de hoy es una invitación a reflexionar sobre cómo utilizamos los dones y talentos que Dios nos ha confiado. Cada siervo recibe una cantidad igual, pero la diferencia radica en cómo cada uno gestiona y multiplica ese recurso.

En tu vida personal y profesional, Dios te ha dotado de habilidades, oportunidades y recursos únicos. La pregunta que surge es: ¿estás aprovechando al máximo estos dones para el bien propio y de los demás? El siervo que escondió la mina por miedo nos muestra que la inacción y el temor pueden llevarnos a desperdiciar las oportunidades que se nos presentan.

Es natural sentir inseguridad o temor al enfrentar nuevos desafíos. Sin embargo, esta parábola nos enseña que Dios valora la iniciativa y el esfuerzo por hacer fructificar lo que se nos ha dado. No se trata de obtener resultados perfectos, sino de ser proactivos y responsables con lo que tenemos.

Además, la reacción del noble al regreso destaca la importancia de la fidelidad en lo pequeño. Aquellos que fueron diligentes con una mina recibieron la responsabilidad de gobernar ciudades enteras. Esto nos recuerda que las acciones cotidianas y aparentemente insignificantes son fundamentales y pueden conducir a mayores responsabilidades y bendiciones.

En tu entorno laboral y familiar, considera cómo puedes emplear tus talentos para servir y contribuir positivamente. Tal vez haya proyectos que has postergado por miedo al fracaso o habilidades que no has desarrollado plenamente. Este es un llamado a actuar con confianza, sabiendo que Dios valora tu esfuerzo y dedicación.

La parábola también nos advierte sobre la pasividad y la falta de compromiso. El siervo que no hizo nada con su mina perdió incluso lo que tenía. Esto nos invita a evitar la complacencia y a buscar siempre maneras de crecer y aportar, confiando en que Dios nos acompaña en cada paso.

Propósito para hoy

Identifica un talento o recurso que has dejado de lado por temor o inseguridad. Da un paso concreto para desarrollarlo o utilizarlo en beneficio propio y de los demás, confiando en que Dios te guía y apoya en este proceso.

Santos del día

Hoy recordamos a San Félix de Valois, cofundador de la Orden de la Santísima Trinidad para la Redención de Cautivos. Su vida fue un ejemplo de entrega y servicio a los más necesitados. Una de sus frases célebres es: "La caridad es el vínculo de la perfección".

Frase meditativa

"Señor, ayúdame a ser fiel en lo pequeño y a multiplicar los dones que me has confiado."