Evangelio de hoy, 17/12/2024

12/17/20244 min read

Lectura del santo evangelio según san Mateo 1, 1-17

Genealogía de Jesucristo

Libro de la genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham:

Abraham engendró a Isaac; Isaac engendró a Jacob; Jacob engendró a Judá y a sus hermanos; Judá engendró, de Tamar, a Fares y a Zará; Fares engendró a Esrom; Esrom engendró a Aram; Aram engendró a Aminadab; Aminadab engendró a Naasón; Naasón engendró a Salmón; Salmón engendró, de Rahab, a Booz; Booz engendró, de Rut, a Obed; Obed engendró a Jesé; Jesé engendró al rey David.

David engendró, de la mujer de Urías, a Salomón; Salomón engendró a Roboam; Roboam engendró a Abías; Abías engendró a Asá; Asá engendró a Josafat; Josafat engendró a Joram; Joram engendró a Ozías; Ozías engendró a Joatam; Joatam engendró a Acaz; Acaz engendró a Ezequías; Ezequías engendró a Manasés; Manasés engendró a Amón; Amón engendró a Josías; Josías engendró a Jeconías y a sus hermanos, en el tiempo de la deportación a Babilonia.

Después de la deportación a Babilonia:

Jeconías engendró a Salatiel; Salatiel engendró a Zorobabel; Zorobabel engendró a Abiud; Abiud engendró a Eliacim; Eliacim engendró a Azor; Azor engendró a Sadoc; Sadoc engendró a Aquim; Aquim engendró a Eliud; Eliud engendró a Eleazar; Eleazar engendró a Matán; Matán engendró a Jacob; Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo.

Así que el total de generaciones desde Abraham hasta David es de catorce; desde David hasta la deportación a Babilonia, catorce; y desde la deportación a Babilonia hasta el Cristo, catorce.

Reflexión:

Este pasaje, que a primera vista puede parecer una simple lista de nombres, encierra profundos significados teológicos y espirituales que nos invitan a meditar sobre la identidad de Jesús y nuestra propia historia de fe.

La genealogía de Jesús, tal como la presenta Mateo, subraya su pertenencia al linaje de David y Abraham, cumpliendo así las promesas hechas por Dios en el Antiguo Testamento. Esto nos recuerda que Jesús es la culminación de todas las profecías; la promesa que se hace realidad, el mito que se hace historia. En tu vida, esta certeza te invita a confiar en que Dios cumple sus promesas y que, a través de Jesús, te ofrece una relación personal y salvadora.

Es notable que en esta genealogía se mencionen a cinco mujeres: Tamar, Rahab, Rut, Betsabé (la mujer de Urías) y María. Cada una de ellas tiene una historia particular, algunas con situaciones complejas o consideradas escandalosas en su tiempo. Sin embargo, su inclusión destaca que Dios actúa a través de personas y circunstancias imperfectas para llevar a cabo su plan de salvación. Esto te anima a reconocer que, a pesar de tus propias limitaciones o las de tu entorno, Dios puede obrar maravillas y que tu historia personal es valiosa en el tejido de la redención.

La estructura en tres series de catorce generaciones refleja una organización intencional que muestra la soberanía de Dios sobre la historia. Cada etapa—desde Abraham hasta David, de David a la deportación a Babilonia, y de la deportación hasta Cristo—representa momentos clave en la historia de la salvación. Esto te invita a reflexionar sobre las etapas de tu propia vida y cómo Dios ha estado presente en cada una de ellas, guiándote hacia una relación más profunda con Él.

La mención de la deportación a Babilonia, un período de exilio y prueba para Israel, nos recuerda que incluso en los momentos de dificultad y aparente abandono, Dios está obrando para la liberación y restauración. En tu vida, los tiempos de prueba pueden ser vistos como oportunidades para crecer en la fe y confiar en la providencia divina, sabiendo que Dios puede transformar el sufrimiento en redención.

José, descrito como el esposo de María, juega un papel crucial al aceptar a Jesús como su hijo legal, integrándolo plenamente en la descendencia davídica. Su obediencia y fe nos enseñan la importancia de colaborar con la gracia de Dios, incluso cuando sus planes superan nuestro entendimiento.

Tú y yo estamos llamados a decir "sí" a Dios, confiando en su guía incluso cuando no comprendemos plenamente su plan. Como José, cada uno de nosotros tiene un papel único e insustituible en la historia de la salvación. Este pasaje te invita a reflexionar sobre cómo puedes ser un instrumento en las manos de Dios para llevar su amor y salvación a tu entorno.

La genealogía de Jesús también nos habla de la universalidad del plan de salvación de Dios. Al incluir a figuras que no pertenecían al pueblo de Israel, como Rahab y Rut, Mateo subraya que Jesús no vino solo para los descendientes de Abraham, sino para toda la humanidad. Esto nos llama a abrir nuestro corazón al prójimo, sin importar su origen o circunstancias, y a vivir con una mentalidad de inclusión y fraternidad.

Finalmente, este Evangelio es una invitación a contemplar a Jesús como el centro de la historia, no solo en un sentido universal, sino también en tu propia vida. Al repasar la genealogía, vemos que todo conduce a Cristo. De manera similar, nuestras experiencias, desafíos y alegrías encuentran su sentido pleno cuando las vivimos en relación con Él. Jesús no es solo el destino final de la genealogía, sino el punto desde el cual toda nuestra existencia adquiere significado.

Propósito para hoy:

Dedica un momento a reflexionar sobre tu propia historia. ¿Cómo ha estado Dios presente en las diferentes etapas de tu vida? Agradece por su fidelidad y pídele la gracia de responder a su llamado con confianza y generosidad.

Santoral del día:

Hoy celebramos a San Juan de Mata, sacerdote y fundador de la Orden de los Trinitarios. Su vida estuvo marcada por la compasión hacia los cautivos y los pobres, inspirando una espiritualidad de servicio y redención. Su misión nos recuerda que el amor de Cristo se manifiesta concretamente en la liberación de quienes sufren esclavitud física, emocional o espiritual. Una frase que resuena en su vida es: «Donde hay caridad y amor, allí está Dios». Este mensaje nos invita a ser instrumentos de liberación y esperanza en nuestro entorno.

Jaculatoria para el día:

"Señor, ayúdame a descubrirte y encontrarte en mi vida. En mi pasado, en mi presente y en mi futuro".