Evangelio de hoy, 12/11/2024
11/12/20243 min read
Evangelio según San Lucas 17,7-10
En aquel tiempo, dijo el Señor: "Supongamos que uno de ustedes tiene un siervo que labra la tierra o pastorea los rebaños. Cuando éste regresa del campo, ¿acaso le dice: 'Entra enseguida y ponte a comer'? ¿No le dirá más bien: 'Prepárame de comer y disponte a servirme para que yo coma y beba; después comerás y beberás tú'? ¿Tendrá acaso que mostrarse agradecido con el siervo porque hizo lo mandado?
Así también ustedes, cuando hayan cumplido todo lo que les mandaron, digan: 'Somos siervos inútiles; no hemos hecho más que cumplir con nuestro deber’".
Reflexión
Este evangelio nos enfrenta a una verdad importante sobre la humildad y el servicio. Jesús nos invita a reconocer que nuestras obras, por buenas que sean, no nos convierten en merecedores de un trato especial ni en dueños de los frutos de nuestras acciones. Él nos pide una actitud de servicio desinteresado, recordándonos que todo lo que hacemos como cristianos es simplemente cumplir con nuestro deber. En un mundo donde se valora tanto el reconocimiento y el éxito, este mensaje puede parecer contraintuitivo, pero tiene una profunda lección espiritual.
La actitud del "siervo inútil" no implica una falsa humildad o una negación de lo que somos capaces de hacer. Jesús nos invita, en cambio, a un desprendimiento de los propios méritos, recordándonos que todo bien que hacemos es gracia y que, al final, hemos recibido todo de Dios. Esta perspectiva nos ayuda a vivir en paz, sin apegarnos a los resultados ni buscar recompensas. En tu vida diaria, en tu trabajo y relaciones familiares, este evangelio te recuerda la libertad que nace de hacer el bien sin esperar nada a cambio.
La figura del siervo que no busca reconocimiento nos invita a ver nuestro servicio como una respuesta de amor a Dios y a los demás. A veces, nuestras acciones pasan desapercibidas o no reciben el agradecimiento que esperamos, pero este evangelio nos ayuda a recordar que nuestro verdadero reconocimiento viene de Dios, quien ve y conoce cada detalle. Puedes reflexionar sobre cómo actúas en esas situaciones en las que no recibes la aprobación o gratitud esperada. Esta enseñanza de Jesús es una invitación a buscar siempre la satisfacción en saber que has cumplido con tu deber por amor.
Jesús también nos enseña que, cuando cumplimos con nuestra misión, nuestra tarea es simplemente la de regresar a Él y reconocer que todo lo bueno que hacemos se debe a su gracia. Esta actitud de humildad y gratitud nos abre a una relación más sincera con Dios, en la que reconocemos nuestra dependencia y nos liberamos de la tentación del orgullo o del egoísmo. ¿Cuántas veces en la vida cotidiana olvidamos que nuestros talentos, nuestras capacidades, incluso nuestras virtudes, son dones de Dios? Este pasaje es un recordatorio de vivir en esa constante acción de gracias.
La expresión “somos siervos inútiles” no debe verse como una autodevaluación, sino como una afirmación de nuestro deseo de vivir para el servicio, de entender que el amor verdadero no espera recompensas ni necesita alabanzas. Este desapego nos ayuda a ser más libres, a entregar nuestra vida como un regalo constante, en el que todo acto de amor es ya en sí mismo una recompensa. Jesús nos enseña aquí que el verdadero valor de nuestra vida no está en lo que obtenemos, sino en lo que damos sin esperar nada a cambio.
Otra lección de este evangelio es el valor de la constancia. El siervo sigue adelante, día tras día, cumpliendo con su labor, sin detenerse a buscar elogios. Esta constancia es la que Jesús quiere en nuestro camino de fe, en nuestras oraciones, en nuestra entrega a los demás. Nos llama a hacer de nuestro servicio un acto perseverante y sencillo, confiando en que cada acto cotidiano de amor y servicio tiene un valor eterno.
Finalmente, Jesús nos invita a descansar en la certeza de que todo bien que hacemos es participación en su amor y su misión. Esto nos libera de la carga de pensar que debemos obtener méritos o ganar la aprobación de los demás, y nos permite vivir cada momento como una ofrenda a Dios. En tu vida cotidiana, quizás este mensaje te inspire a ver tus esfuerzos, tus sacrificios y tu tiempo como un don que das sin esperar nada, confiando en que Dios lo recibe y lo transforma.
Propósito para hoy
Realiza algún acto de servicio o de ayuda desinteresada en silencio, sin buscar reconocimiento, y ofrece ese gesto a Dios, recordando que servir es en sí mismo una bendición.
Santo del día
Hoy, 12 de noviembre, celebramos a San Josafat, obispo y mártir. San Josafat fue un arzobispo del siglo XVII conocido por su incansable trabajo por la unidad de la Iglesia, especialmente entre católicos y ortodoxos en Europa del Este. Su vida estuvo marcada por la búsqueda de paz y reconciliación en medio de conflictos religiosos, y entregó su vida como mártir en defensa de la fe y la unidad de los cristianos.
Jaculatoria para el día
“Señor, hazme un servidor fiel, sin esperar nada a cambio.”
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