Evangelio de hoy, 11/12/2024
12/11/20243 min read
Lectura del santo evangelio según san Mateo 11, 28-30
En aquel tiempo, Jesús tomó la palabra y dijo: «Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera».
Reflexión:
Este pasaje es una de las invitaciones más conmovedoras y personales de Jesús. Nos llama a todos los que estamos cansados y agobiados a acercarnos a Él, no solo para recibir alivio, sino para entrar en una relación de compañerismo profundo. En tu día a día, donde las responsabilidades y las preocupaciones pueden parecer abrumadoras, esta invitación es un recordatorio de que no estás solo y que Jesús quiere compartir contigo tanto las cargas como la alegría del camino.
Cuando Jesús dice: "Tomad mi yugo sobre vosotros", nos está proponiendo algo más que ayuda. En la imagen del yugo, encontramos dos animales trabajando juntos en perfecta sincronía. Al aceptar este yugo, no solo Jesús toma nuestras cargas, sino que también nosotros somos invitados a cargar con las suyas. ¿Y cuáles son las cargas de Jesús? Su misión de amor, de llevar la buena noticia a los necesitados, de consolar a los afligidos, de perdonar, servir y amar sin medida. En tu vida, esto puede significar involucrarte más activamente en obras de amor, ser un apoyo para quienes lo necesitan y compartir el consuelo que tú mismo has recibido.
Jesús nos asegura que su yugo es "llevadero" y su carga "ligera". Esto no significa que las dificultades desaparezcan, sino que al caminar junto a Él, nuestras cargas se transforman. Del mismo modo, al cargar con las suyas, experimentamos la alegría de participar en su obra de redención. En tu trabajo y familia, esta colaboración puede manifestarse en pequeños actos: ofrecer tiempo y escucha a alguien que lo necesita, ser portador de paz en un conflicto o simplemente vivir con coherencia los valores del Evangelio. ¿Te has preguntado cómo puedes hoy mismo llevar un poco del yugo de Jesús en tu entorno?
Aprender de Jesús, "manso y humilde de corazón", es clave para esta colaboración. La mansedumbre no es debilidad, sino fuerza bajo control, la capacidad de actuar con paciencia y ternura incluso en medio de dificultades. La humildad, por su parte, nos lleva a reconocer que, aunque somos instrumentos frágiles, Dios puede obrar maravillas a través de nosotros. En tus relaciones laborales y familiares, esta actitud puede ayudarte a ser más comprensivo, más dispuesto a servir y más atento a las necesidades de los demás.
Al cargar con el yugo de Jesús, encontramos también descanso para nuestras almas. Este descanso no se basa en la ausencia de trabajo, sino en la certeza de que no caminamos solos y de que nuestras acciones tienen un propósito eterno. Al ofrecer tu esfuerzo y tus sacrificios a Jesús, experimentas una paz profunda, sabiendo que todo lo que haces en su nombre lleva frutos que trascienden lo inmediato.
Finalmente, el hecho de que Jesús comparta el yugo contigo es una invitación a la comunión. No se trata solo de un alivio personal, sino de una alianza en la que tú también eres parte activa de su misión. Al entrar en esta relación de colaboración, aprendes a amar como Él ama, a servir como Él sirve y a encontrar gozo incluso en medio del cansancio.
En resumen, compartir el yugo con Jesús es un intercambio de amor: Él alivia tus cargas, y tú te unes a su misión de redención y amor en el mundo. Este mutuo compartir no solo transforma tu vida, sino también la de quienes te rodean, ya que a través de ti, Jesús sigue tocando corazones y levantando a los que están caídos.
Propósito para hoy:
Reflexiona sobre cómo puedes hoy mismo llevar parte del yugo de Jesús. ¿Hay alguien en tu vida que necesite tu ayuda, tu tiempo o tu consuelo? Actúa con generosidad y entrega, sabiendo que al hacerlo estás colaborando con Jesús en su misión... Y no olvides compartir tus cargas y preocupaciones con Cristo. Entre dos, se llevan mejor... Y más, cuando uno es Dios.
Santoral del día:
Hoy celebramos a San Dámaso I, Papa, a quien se atribuye la composición de la oración del Gloria: "Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo, como era en un principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos".
Jaculatoria para el día:
"Señor, hazme tu compañero; enséñame a compartir tu yugo con amor y humildad."
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