Evangelio de hoy, 09/12/2024

12/9/20244 min read

Lectura del santo evangelio según san Lucas 5, 17-26

Un día, estaba Jesús enseñando, y estaban sentados unos fariseos y maestros de la ley, venidos de todas las aldeas de Galilea, Judea y Jerusalén. Y el poder del Señor estaba con él para realizar curaciones. En esto, llegaron unos hombres que traían en una camilla a un hombre paralítico y trataban de introducirlo y colocarlo delante de él. No encontrando por donde introducirlo a causa del gentío, subieron a la azotea, lo descolgaron con la camilla a través de las tejas, y lo pusieron en medio, delante de Jesús. Él, viendo la fe de ellos, dijo: «Hombre, tus pecados están perdonados». Entonces se pusieron a pensar los escribas y los fariseos: «¿Quién es éste que dice blasfemias? ¿Quién puede perdonar pecados sino sólo Dios?». Pero Jesús, conociendo sus pensamientos, respondió y les dijo: «¿Qué estáis pensando en vuestros corazones? ¿Qué es más fácil, decir: “Tus pecados te son perdonados”, o decir: “Levántate y echa a andar”? Pues, para que veáis que el Hijo del hombre tiene poder en la tierra para perdonar pecados —dijo al paralítico—: “A ti te lo digo, ponte en pie, toma tu camilla y vete a tu casa”». Y, al punto, levantándose a la vista de ellos, tomó la camilla donde había estado tendido y se marchó a su casa dando gloria a Dios. El asombro se apoderó de todos y daban gloria a Dios. Y, llenos de temor, decían: «Hoy hemos visto maravillas».

Reflexión:

Este pasaje nos ofrece una profunda enseñanza sobre la fe, la solidaridad y el poder sanador de Jesús. Observamos cómo un grupo de personas, movidas por el amor y la compasión, se esfuerzan por llevar a su amigo paralítico ante Jesús. Su determinación es tal que, al no poder entrar por la puerta debido a la multitud, deciden subir al tejado y descolgar al enfermo hasta colocarlo frente al Maestro. Esta acción nos invita a reflexionar sobre la importancia de la comunidad y el apoyo mutuo en momentos de dificultad. Tú, ¿cuentas con personas que te sostienen y te acercan a lo que es verdaderamente importante? ¿Eres tú también ese amigo que ayuda a otros a encontrar esperanza y sanación?

La respuesta de Jesús es reveladora: "Viendo la fe de ellos, dijo: 'Hombre, tus pecados están perdonados'". Aquí, la fe conjunta de los amigos y del paralítico provoca una respuesta divina. Jesús no solo atiende la necesidad física, sino que va más allá, ofreciendo una sanación integral que abarca el perdón de los pecados. Esto nos recuerda que nuestras acciones de fe y amor pueden tener un impacto profundo en la vida de quienes nos rodean. En tu entorno, tus gestos de solidaridad y compasión pueden ser canales de gracia y transformación para otros.

Los escribas y fariseos cuestionan la autoridad de Jesús para perdonar pecados, considerándolo una blasfemia. Sin embargo, Jesús, conociendo sus pensamientos, les plantea una pregunta que desafía su comprensión: "¿Qué es más fácil, decir: 'Tus pecados te son perdonados', o decir: 'Levántate y echa a andar'?". Con esto, Jesús revela su identidad divina y su autoridad sobre el pecado y la enfermedad. En tu camino espiritual, es esencial reconocer a Jesús no solo como un maestro o sanador, sino como el Hijo de Dios que tiene poder para transformar toda nuestra existencia.

La orden de Jesús al paralítico es clara y directa: "A ti te lo digo, ponte en pie, toma tu camilla y vete a tu casa". Este mandato implica una acción concreta y una responsabilidad personal. El hombre, al ser sanado, no solo recupera su movilidad, sino que también recibe la misión de llevar su camilla, símbolo de su pasado doloroso, como testimonio de la gracia recibida. En tu vida, ¿cuáles son esas "camillas" que puedes llevar como signo de superación y testimonio del amor de Dios? ¿Cómo puedes compartir con otros las maravillas que Dios ha obrado en ti?

El asombro de la multitud ante este milagro nos muestra cómo las obras de Dios generan admiración y alabanza. "Hoy hemos visto maravillas", exclaman. Esta reacción nos invita a estar atentos a las manifestaciones cotidianas de la gracia divina en nuestras vidas y a reconocerlas con gratitud. En medio de tus responsabilidades diarias, te animo a hacer una pausa y reflexionar sobre las bendiciones que has recibido, permitiendo que tu corazón se llene de agradecimiento y alabanza.

Este pasaje nos enseña que la fe activa, la solidaridad y el reconocimiento de la autoridad de Jesús son fundamentales para experimentar la sanación y la plenitud de vida que Dios nos ofrece. En tu día a día, busca fortalecer tu fe, ser un apoyo para quienes te rodean y reconocer en Jesús la fuente de toda gracia y bendición. Eso lo cambiará todo.

Propósito para hoy:

Dedica un tiempo para identificar a alguien en tu entorno que necesite apoyo o una palabra de aliento. Acércate a esa persona y, con un gesto concreto, ayúdala a acercarse más a Dios y a encontrar esperanza en su situación.

Santoral del día:

Hoy celebramos a San Juan Diego Cuauhtlatoatzin, el vidente de la Virgen de Guadalupe. Una de las frases que más se asocian a él es: "¿No estoy yo aquí, que soy tu madre?". Esta expresión nos recuerda la cercanía y el amor maternal de María hacia todos nosotros, invitándonos a confiar plenamente en su intercesión.

Jaculatoria para el día:

"Señor, aumenta mi fe y hazme instrumento de tu amor"