Evangelio de hoy, 09/11/2024
11/9/20244 min read
Evangelio según San Juan 2,13-22
Se acercaba la Pascua de los judíos, y Jesús subió a Jerusalén. Y encontró en el templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas sentados. Hizo un látigo de cuerdas y los echó a todos del templo, junto con las ovejas y los bueyes; a los cambistas les volcó las mesas y les tiró al suelo las monedas. Y a los que vendían palomas les dijo: "Quiten esto de aquí y no conviertan en un mercado la casa de mi Padre". Sus discípulos recordaron lo que está escrito: "El celo por tu casa me consume".
Entonces los judíos intervinieron y le preguntaron: "¿Qué signo nos das para obrar así?" Jesús les respondió: "Destruyan este templo y en tres días lo reconstruiré". Los judíos replicaron: "Cuarenta y seis años ha costado construir este templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?" Pero él hablaba del templo de su cuerpo. Y cuando resucitó de entre los muertos, los discípulos recordaron que había dicho aquello, y creyeron en la Escritura y en la palabra que Jesús había dicho.
Reflexión
Este evangelio nos muestra un lado de Jesús que no siempre estamos acostumbrados a ver: su enojo frente a la profanación del templo, el lugar sagrado donde debía habitar la presencia de Dios. Jesús se enfurece porque el templo, la “casa de su Padre,” ha sido transformado en un mercado, en un lugar de comercio, alejando el sentido profundo de encuentro con Dios. Esta escena puede resonar en tu vida en un sentido simbólico, invitándote a examinar cuáles son los “templos” que has construido, esos espacios internos donde deberías encontrar a Dios, pero que a veces se llenan de distracciones, de intereses o de preocupaciones que distorsionan la paz y la pureza de tu corazón.
Jesús actúa con firmeza, limpiando el templo sin temor al conflicto o a la crítica, y nos recuerda la importancia de proteger nuestro propio “templo interior.” Este pasaje puede inspirarte a preguntarte si hay algo en tu vida que también necesita ser “echado fuera,” alguna actitud, preocupación o hábito que haya hecho de tu corazón un lugar de ruido y desorden. Jesús quiere purificar tu interior, ayudarte a despejar tu vida para que el espacio donde Él habita esté realmente limpio y ordenado, un lugar de encuentro, silencio y paz.
Cuando Jesús dice: “Destruyan este templo y en tres días lo reconstruiré,” anticipa la resurrección, revelando que el verdadero templo es Él mismo, su cuerpo. Esto es una invitación a reconocer que la verdadera presencia de Dios no está limitada a un lugar físico, sino que se encuentra en la persona de Jesús y, por extensión, en cada uno de nosotros. Tú eres también templo del Espíritu Santo, y Jesús quiere recordarte que en tu vida cotidiana, en medio de tus actividades familiares y laborales, llevas esa dignidad y esa presencia de Dios.
Este evangelio también desafía a no aferrarte a las estructuras, costumbres o rituales externos si estos no conducen a una verdadera transformación interior. Es fácil caer en la rutina o en la costumbre religiosa, pero Jesús nos invita a ir más allá, a buscar una vida espiritual viva, auténtica, que nos conecte profundamente con Él. Tu relación con Dios no depende de los lugares o de los actos externos, sino de cómo tu corazón está dispuesto a abrirse a su amor y a permitir que Él lo purifique y lo transforme.
La purificación del templo también puede reflejar el trabajo diario de nuestra propia “limpieza” espiritual. Este acto de Jesús es como una metáfora para el examen de conciencia que te ayuda a detectar las pequeñas “mesas” que necesitas volcar, las “monedas” de orgullo o egoísmo que has dejado en el centro de tu vida sin darte cuenta. Jesús quiere recordarte que el camino espiritual incluye la valentía de mirar hacia dentro y de permitir que Él transforme todo aquello que no te deja ser libre para amar a Dios y a los demás con un corazón limpio y sencillo.
Recuerda también que el “celo” de Jesús por la casa de su Padre es un símbolo de su amor apasionado por ti, por tu salvación y por tu paz interior. Este celo es el mismo que le llevó a la cruz, que le hizo sufrir y vencer la muerte por amor. Jesús quiere que tú tengas esa misma pasión por tu propio camino espiritual, que busques a Dios con entusiasmo y perseverancia, con la misma entrega con la que Él te ha buscado.
Finalmente, cuando los discípulos recuerdan estas palabras de Jesús después de su resurrección, creen en la Escritura y en su palabra. Esto nos muestra cómo la fe se va construyendo poco a poco, y cómo la comprensión de lo que Dios hace en nuestra vida a veces llega con el tiempo. Quizá hoy no entiendas todas las pruebas o retos que enfrentas, pero este evangelio te anima a confiar en que, un día, recordarás sus palabras y comprenderás el amor que siempre estuvo detrás de ellas.
Propósito para hoy
Dedica unos minutos de silencio para revisar tu corazón como un “templo” y, en oración, pide a Jesús que te ayude a limpiar y purificar aquello que te aleja de Él. Haz un pequeño examen de conciencia y ofrece a Dios cualquier inquietud, distracción o apego que identifiques.
Santo del día
Hoy celebramos la fiesta de la Dedicación de la Basílica de Letrán, la catedral del Papa y símbolo de la unidad de la Iglesia.
Jaculatoria para el día
“Señor, haz de mi corazón un templo digno de tu presencia.”
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