Evangelio de hoy, 07/01/2025
1/7/20254 min read
Lectura del santo evangelio según san Mateo 4, 12-17.23-25
En aquel tiempo, al enterarse Jesús de que habían arrestado a Juan, se retiró a Galilea. Dejando Nazaret, se estableció en Cafarnaún, junto al lago, en el territorio de Zabulón y Neftalí. Así se cumplió lo que había dicho el profeta Isaías: "País de Zabulón y país de Neftalí, camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los gentiles. El pueblo que habitaba en tinieblas vio una luz grande; a los que habitaban en tierra y sombras de muerte, una luz les brilló". Entonces comenzó Jesús a predicar diciendo: "Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos".
Jesús recorría toda Galilea enseñando en sus sinagogas, proclamando el evangelio del reino y curando toda enfermedad y dolencia en el pueblo. Su fama se extendió por toda Siria y le traían todos los enfermos aquejados de toda clase de enfermedades y dolores, endemoniados, lunáticos y paralíticos. Y él los curó. Y lo seguían multitudes venidas de Galilea, Decápolis, Jerusalén, Judea y Transjordania.
Reflexión:
Este Evangelio nos muestra un momento de cambio en la vida de Jesús y también en la historia de la salvación. Juan el Bautista ha sido arrestado, y Jesús toma el relevo, comenzando su ministerio en Galilea. Al mudarse a Cafarnaún, en la región de Zabulón y Neftalí, cumple la profecía de Isaías: "El pueblo que habitaba en tinieblas vio una luz grande". Jesús se presenta como esa luz que disipa las sombras, trayendo esperanza y claridad a quienes viven en la oscuridad.
✠ "El pueblo que habitaba en tinieblas vio una luz grande."
¿Cuántas veces te has sentido habitando en esas tinieblas? Momentos de dudas, de desorientación, de cansancio profundo. Y sin embargo, ahí está la promesa: una luz grande brilla en medio de esa oscuridad. Esa luz es Jesús, que no solo ilumina el camino, sino que te acompaña, paso a paso, incluso cuando no lo percibes claramente. Esta luz no elimina mágicamente las sombras, pero sí las disipa poco a poco, permitiéndote avanzar con confianza.
✠ "Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos."
La llamada a la conversión no es una amenaza; es una invitación amorosa a cambiar nuestra manera de pensar y actuar, orientándonos hacia Dios. No se trata solo de un cambio superficial, sino de una transformación profunda del corazón. Jesús nos invita a dejar atrás aquello que nos aleja de Dios y a abrazar una vida nueva en su amor. ¿Qué necesitas soltar hoy? ¿Qué hábitos, pensamientos o actitudes te alejan de la paz y de la luz? Jesús te llama, no para señalar tus errores, sino para abrirte un horizonte de esperanza.
✠ "Jesús recorría Galilea curando toda enfermedad y dolencia."
Puedo imaginar a las multitudes acercándose a Él con su dolor, sus miedos, sus cargas. Jesús no se aparta; toca las heridas, escucha los gritos y trae alivio. Esto es lo que hace también en tu vida. ¿Qué necesitas que sane hoy? Tal vez no es una dolencia física, sino una herida en el alma: una pérdida, una decepción, un anhelo no cumplido. Confía en que Él está ahí, no solo para curar, sino para sostenerte en el proceso, para caminar contigo mientras encuentras restauración.
✠ "El pueblo que habitaba en tinieblas..."
La oscuridad también puede ser el ruido del mundo, las distracciones, las falsas prioridades. Jesús no entra con reproches, sino con una luz suave, que te permite ver con claridad lo esencial. Es una invitación a detenerte, a mirar tu vida con ojos nuevos, a preguntarte: ¿Estoy viviendo con el corazón puesto en lo que de verdad importa? ¿Estoy dejando que la luz de Jesús me guíe, o estoy tratando de avanzar por mi cuenta, tropezando en las sombras?
✠ "Su fama se extendió por toda Siria..."
El Evangelio nos recuerda que el mensaje de Jesús no tiene fronteras, que no importa quién seas o de dónde vengas: la invitación es para ti, aquí y ahora. Su luz es universal, pero también profundamente personal. Él te llama por tu nombre, conoce tu historia y te invita a un encuentro que puede transformar todo. Pero como los habitantes de Galilea, debes dar el paso, acercarte, abrir tu corazón.
Y aquí está lo asombroso: Jesús no solo trae luz a nuestras vidas, sino que nos convierte en reflejos de esa luz para los demás. Cuando dejamos que su presencia nos transforme, nuestra vida se convierte en un faro que ilumina a quienes están cerca de nosotros. Hoy, pregúntate: ¿Cómo puedo ser un portador de esa luz? ¿Qué gestos de amor, perdón o servicio puedo ofrecer para reflejar a Jesús en el mundo?
Propósito para hoy:
Busca un momento de silencio para reflexionar sobre las tinieblas que puedan estar presentes en tu vida. Pídele a Jesús que sea esa luz que disipe las sombras y te muestre el camino hacia la paz y la plenitud.
Santoral del día:
Hoy celebramos a San Raimundo de Peñafort, sacerdote dominico y destacado canonista del siglo XIII. Conocido por su sabiduría y santidad, compiló las Decretales de Gregorio IX, una importante colección de derecho canónico. Su vida nos enseña la importancia de la dedicación al estudio y al servicio de la Iglesia.
"La misericordia de Dios no tiene límites". Esta afirmación nos invita a confiar plenamente en el amor y perdón de Dios, siempre dispuesto a acogernos y transformarnos.
Jaculatoria para el día:
"Señor, sé mi luz en las tinieblas y guía mi corazón hacia tu amor".
Que este día sea una oportunidad para dejar que Jesús disipe las sombras de nuestra vida y nos convierta en reflejo de su luz para quienes nos rodean. Él es la esperanza que nunca falla. ¿Estamos dispuestos a dejarnos guiar por su luz?
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