Evangelio de hoy, 03/01/2025

Lectura del santo evangelio según san Juan 1, 29-34

Al día siguiente, Juan vio a Jesús que venía hacia él y exclamó: "Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Este es aquel de quien yo dije: 'Después de mí viene un hombre que está por delante de mí, porque existía antes que yo'. Yo no lo conocía, pero he venido a bautizar con agua para que él sea manifestado a Israel". Y Juan dio testimonio diciendo: "He visto al Espíritu que descendía del cielo como una paloma y se posó sobre él. Yo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: 'Aquel sobre quien veas descender el Espíritu y posarse sobre él, ese es el que bautiza con el Espíritu Santo'. Y yo lo he visto y he dado testimonio de que este es el Hijo de Dios".

Reflexión:

En este pasaje, Juan el Bautista nos presenta a Jesús como el "Cordero de Dios que quita el pecado del mundo". Esta expresión nos lleva al sacrificio pascual, donde un inocente cordero era ofrecido para la liberación del pueblo. Jesús se convierte en ese cordero, entregándose por nosotros a las consecuencias de nuestro pecado para hacernos tomar conciencia, liberarnos y darnos una vida nueva... A Su modo.

Juan también menciona que vio al Espíritu Santo descender sobre Jesús como una paloma. Este signo confirma la identidad divina de Jesús y su misión salvadora. Nos recuerda que, en nuestro bautismo, también recibimos el Espíritu Santo, quien nos guía y fortalece en nuestro caminar diario. Es mucho más que una costumbre o un signo, es un encuentro real que nos transforma por dentro... Aunque no nos demos cuenta. Hay muchos bautismos distintos pero, en todos ellos, se produce una más íntima conexión con ese Dios del que venimos y al que estamos llamados a regresar.

Como ya hemos mencionado en los días anteriores, la humildad de Juan es notable. Reconoce que su misión es preparar el camino y dar testimonio de Jesús, sin buscar protagonismo. Esto nos invita a reflexionar, de nuevo, sobre cómo vivimos nuestra fe: ¿Apuntamos siempre hacia Cristo en nuestras acciones y palabras? ¿Somos conscientes de que nuestra misión es reflejar su amor y misericordia en el mundo?

Al identificar a Jesús como el Cordero de Dios, Juan nos llama a reconocer la profundidad del amor de Dios, que se entrega por completo para nuestra salvación. Este reconocimiento debe llevarnos a una respuesta de gratitud y compromiso, buscando vivir de acuerdo con el ejemplo de Jesús y compartiendo su mensaje con quienes nos rodean.

Propósito para hoy:

Dedica un momento para meditar sobre el sacrificio de Jesús por ti. Agradece su amor y busca maneras concretas de reflejar ese amor en tus relaciones y acciones cotidianas.

Santoral del día:

Hoy celebramos la memoria del Santísimo Nombre de Jesús, recordando la importancia y el poder del nombre que significa "Dios salva". Invocar su nombre con fe nos acerca a su presencia y nos fortalece en momentos de necesidad.

Jaculatoria para el día:

"Jesús, Cordero de Dios, ten piedad de mí... Y muchas gracias por venir".